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La energía de los colores (Cromoterapia)

Desde hace siglos, los alquimistas no sólo buscaron el elíxir de la eterna juventud sino que también diseñaron vitrales de iglesias cuyo fin no era exclusivamente decorativo ni para que los fieles pasaran las largas misas en latín “distrayendo el ojo”. En realidad les atribuían poderes curativos. Tenían la idea de que la persona entraba enferma por la puerta principal del templo y salía curada. Seguramente nadie apostaría mucho por esta teoría, ni en esa época ni ahora. Sin embargo, la cromoterapia logra, a través de filtros de colores -vidrios o transparencias-, nivelar dolencias físicas y emocionales. Con esta técnica se intenta desactivar aquellos recuerdos negativos (conscientes o inconscientes) que tanto desequilibran el comportamiento humano.

Se parte del concepto según el cual el hombre es un campo electromagnético y lo afectan otros campos electromagnéticos (televisión, radio, computadores, luces, transformadores, entre otros) que alteran diversas partes de su cuerpo. Otro punto importante de tratamiento se dirige a transformar las ondas internas que el mismo individuo genera y que perjudican su organismo, debido al poder. del cerebro que es infinito: cualquiera de los dos hemisferios del cerebro, sea el izquierdo que maneja los sentidos, o el derecho que dirige las emociones, genera recuerdos negativos. Cuando se produce una emoción fuerte, inmediatamente el cerebro se altera, y por ende el cuerpo que está bajo su poder. Vale la pena aclarar que todos los recuerdos se almacenan, algunos se desactivan rápido pero otros permanecen anclados.

La cromoterapia utiliza la apliacación del color ( espectro visible de la radiación electromagnética ) para restablecer la salud. Los colores ejercen una influencia física, psíquica y emocional, que permite a nuestra energía vital tener un estado que facilita la auto sanación. El tratamiento con colores  se practicaba ya en las culturas del Antiguo Egipto,Grecia, China y la India.

En Mesopotamia las enfermedades eran tratadas con hierbas, regímenes, masajes y colores; en Persia y Egipto existieron cultos a la luz y los colores. Fue en la China Imperial donde empezaron a usarse tratamientos concretos basados en el color, sin embargo no es hasta finales del siglo XIX cuando los científicos occidentales se interesaron en investigar las capacidades curativas del color.
La Cromoterapia moderna se basa en los estudios del Doctor Dinshah Ghadiali, que en 1933 publicó una enciclopedia de 3 tomos con los tratamientos por combinaciones del color para 316 enfermedades.
El color desempeña el papel protagónico, por eso si lo que necesita el paciente es energía se utiliza la gama de verdes; si requiere tranquilidad, azules y violetas; para lograr efectos curativos, amarillos, naranjas y rojos (que tienen la longitud de onda más alta), y para lograr tranquilidad “espiritual” el violeta (que tiene la longitud de onda más baja).




El tratamiento con filtros de colores cura dolencias físicas y emocionales ocasionadas por el desequilibrio que causan en el organismo los campos electromagnéticos.

Los colores son vitales para nuestra vida, básicos en las modas, a la hora de seleccionar algún accesorio o decoración, pero lo primordial es que reflejan nuestras emociones. Los colores que nos rodean influyen en nuestro cuerpo, desde los alimentos que comemos, la ropa con la que vestimos, el color de nuestras paredes, etc. 

La magia del color ha estado presente en los seres humanos desde la antigüedad. Los griegos eran conocedores de los cambios biológicos en el organismo cuando se usaba el tratamiento con colores y los egipcios usaban los colores mediante los cuarzos y pinturas como base para diferentes tratamientos. Muchas civilizaciones adoraban el sol porque sus rayos contienen todos los colores del espectro.

Rojo: Ayuda a superar pensamientos negativos. Activa la energía. Ayuda a personas que padecen de decaimiento y pasividad. Incrementa la circulación sanguínea. Se puede utilizar en pequeñas dosis en tus espacios para activar el ánimo y la pasión.
Verde: (se considera universalmente el color de la salud) Color relajante. Promueve la alegría, confianza y esperanza. Ayuda a equilibrar el cuerpo y en el ambiente. Estabiliza emociones y aumenta las defensas del organismo.
Azul: Color relajante que ayuda a aclarar la mente. Actúa contra del estrés y el insomnio. Ayuda en tratamientos de las glándulas tiroideas y paratiroideas, garganta y cervical. Puedes usarlo en tus espacios para generar calma, paz y armonía. Puede favorecer el crecimiento espiritual y equilibra los patrones del sueño.
Violeta: Color de la intuición y la espiritualidad. Ayuda en problemas emocionales como depresión e insomnio. Elimina toxinas físicas o energéticas. Puedes usarlo en tus espacios para trabajar la inteligencia y la intuición.Resulta adecuada para los ojos y la energía estancada que causa problemas nerviosos, favorece la inspiración, revelación y el desarrollo del ser superior, aunque también puede aludir al logro espiritual.
Amarillo: Considerado un color purificante/desintoxicante, es utilizado para tratar todo tipo de desequilibrio en el cuerpo físico; también actúa como antiséptico. Estimula  el cerebro y mejora los reflejos. Ayuda en la digestión y mejora el estreñimiento. Es el color de la alegría y la seguridad. Puedes usarlo en tus espacios para equilibrar las vibraciones.
Naranja: Ayuda a lidiar con pérdidas emocionales, mejora problemas de calambres, artritis e inflamaciones. Puedes usarlo en tus espacios para activar nuevos proyectos y estimular la fluidez del dinero.Favorece la accción de los chakras sacro y bazo. También se utiliza para tratar desequilibrios energéticos en los riñones.
Rosa: Ayuda a pensar positivamente, sin restricciones. Ayuda en conflictos de confianza, contra la agresividad. Úsalo en tus espacios para generar simpatía y amor por lo que te rodea.
Magenta: Solo es posible formarla con combinaciones de luces. Exactamente por debajo de la frecuencia del ultravioleta, la luz magenta activa los chakras más superiores. A nivel bioenergético actúa sobre los desequilibrios que pueden derivar en enfermedades graves, y a nivel emocional permite dejar atrás antiguas relaciones. También ayuda a eliminar el desorden de nuestra vida.

“El color es la lengua materna del subconsciente” Carl Gustav Jung.



Historia de las cubiertas vegetales

La cubierta vegetal no es un instrumento que se haya visto asociado al frenético desarrollo que actualmente existe, sino que la consciencia de yuxtaponer la naturaleza en el espacio donde vivimos proviene de tiempos inmemoriales e, incluso, de culturas muy diferentes.
Ya en los antiguos Zigurats que se construyeron en Mesopotamia, se incluían jardines que aparecían en la cubierta (dentro de la propia construcción). Diversos autores consideran los jardines vivientes de Babilonia (construidos en el 600 a. C.) como uno de los primeros ejemplos de una cubierta vegetal.






Otro ejemplo que incide en la multiculturalidad a la hora de construir jardines son los mausoleos de los emperadores romanos Augusto y Adriano que estuvieron, originalmente, rematados por un montículo de tierra de forma cónica con plantaciones de árboles.
En Europa, durante la Edad Media y el Renacimiento, las cubiertas sólo fueron construidas por la clase alta y el clero. El siguiente ejemplo de cubiertas vegetales es mucho más modesto y la nobleza no tiene nada que ver, se tratan de las construcciones de los vikingos donde se utilizaba turba en sus tejados y en sus paredes para impermeabilizar el interior de la viviend a y evitar las fugas de temperaturas.





También existen testimonios de que en los asentamientos americanos de la Gran Pradera americana también se utilizó esta misma técnica. Países con una tradición de cubiertas con turba o césped son: Suecia, Finlandia, Islandia, Dinamarca, Noruega, Groenlandia, Vinland (isla de Terranova) y las Islas Feroe





Fue a finales del siglo XIX cuando se desarrollaron las cubiertas vegetales tal y como las concebimos actualmente. Estas cubiertas, se caracterizaban por sus capas impermeables que eran construidas con una combinación de un subproducto alquitranado proveniente de la producción del carbón junto con cuatro capas de papel (tarred paper), a la que se superpone una capa de grava junto con una capa de arena para protegerlo de la radiación ultravioleta y del calor. Con el paso del tiempo, esta cubierta sufre un proceso de colonización natural de especies vegetales.
En los años 30 se construye en el Rockefeller Center (EEUU) una cubierta vegetal que perdura hoy en día, aunque entonces todavía no existía un conocimiento consolidado como para desarrollar las construcciones de las cubiertas vegetales. Por esta razón, las cubiertas vegetales sufren un estancamiento del que no saldrán hasta la década de los 60.







El siguiente paso a la hora de analizar estas cubiertas, diseñadas un siglo antes, lo da el que es considerado como “padre” de las cubiertas vegetales Reinhard Bornkamm, un botánico de la Universidad de Berlín, que comienza a estudiar la ecología de las cubiertas construidas por Koch, a partir de los resultados de este equipo de investigación, se empieza a propagar por Alemania este tipo de construcción.

Para hacernos una idea del éxito de estas cubiertas, en 1989 se instalaron en toda Alemania 1 millón de metros cuadrados de cubiertas vegetales, cifra que se disparó hasta los 10 millones de metros cuadrados en 1996. Este hecho no sólo empezó a crecer en Alemania, sino que otros estados miembros de la Unión Europea (y del resto del mundo, como en Canadá o en EEUU) han ido adoptando cada vez más políticas encaminadas hacia su instalación, llegando a ser consideradas como políticas prioritarias que se han concretado en la propia legislación. Por ejemplo, en Toronto y en Copenhague existen leyes que obligan a construir cubiertas vegetales en aquellos edificios que tengan tejados con menos de 30 grados de pendiente.









Tras este breve recorrido por la historia de las cubiertas vegetales se pone de manifiesto la necesidad de transformación de las ciudades y de su integración en el medio en la medida de lo posible, compatibilizando el desarrollo urbano con la ecología y la sostenibilidad. Esperamos que pronto Madrid comience a promover este tipo de proyectos. Para impulsar este proceso, las administraciones, las empresas y la opinión pública deben conocer las numerosas ventajas tanto económicas como ecológicas de estas cubiertas. Así, en el segundo post de la serie «Cubiertas Vegetales» enumeraremos y desarrollaremos todos los servicios ecosistémicos que reportan las cubiertas, así como su ahorro energético y económico