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Cubiertas vegetales





La definición de cubierta vegetal, cubierta verde o cubierta ajardinada es la de un espacio destinado a albergar vegetales. Este sistema puede poseer multitud de plantas e incluso árboles, y aunque su versión más común se encuentre sobre el terreno, también puede ser colocado en tejados, en muros, en azoteas e incluso en techos.






Las cubiertas vegetales crean espacios verdes bellos, muy asombrosos y al mismo tiempo amigables con el medio ambiente. Para las ciudades resulta muy beneficioso estas cubiertas verdes, y también para los edificios e incluso viviendas unifamiliares. Entre todas sus virtudes, podemos destacar la mejora de la calidad del aire, el incremento de la eficiencia energética y la mayor durabilidad de las superficies donde se colocan los vegetales, haciendo que por ejemplo, las cubiertas vegetales para tejados tengan mayor vida útil, de 15 años que dura habitualmente las membranas, pueden llegar a alcanzar los 25 años.

Las cubiertas vegetales las hemos visto en diversos lugares, muchas de ellas desprenden una gran belleza artística y arquitectónica, e incluso hay algunas que se encuentran en los techos, azoteas y muros realizadas con sistemas constructivos innovadores. No obstante, a pesar del gran número de cubiertas vegetales que podemos encontrarnos en la actualidad, todavía faltan por colocar muchas de las ya existentes, teniendo en cuenta todos sus beneficios.


Tipos de cubiertas vegetales

Podemos diferenciar tres tipos de cubiertas vegetales y dependiendo de nuestras necesidades y nuestros recursos debemos optar por una clase u otra.

La cubierta ecológica, o también llamada cubierta vegetal extensiva, es una cubierta constituida con vegetación autóctona de poco tamaño y de poco espesor que no llega a más de 10 cm. Mayoritariamente se colocan de forma adicional para maximizar las ventajas de este sistema. Esta clase de cubierta vegetal requiere muy poco mantenimiento, ya que el abastecimiento de agua se realiza de forma natural.



Los techos ecológicos para casas, o techos vivos, entrarían dentro de las cubiertas ecológicas, y resultan muy apropiados para los usuarios comunes porque son un aislamiento sostenible y natural que mantiene el calor en invierno y el fresco en verano. Requieren de poco mantenimiento, tienen rápido crecimiento y poseen una resistencia a la sequía en la mayoría de las ocasiones.


La cubierta ajardinada, o también denominada cubierta vegetal intensiva, utiliza vegetación variada como son los árboles, las plantas y los arbustos, generando un espesor mayor de 20 cm. Estas cubiertas vegetales sostenibles tienen un mayor mantenimiento y coste que las cubiertas ecológicas. Esto no es de extrañar, ya que los detalles constructivos de estas cubiertas vegetales son más complejos y exhaustivos, pues al ser más pesadas requieren reforzar el soporte de la cubierta más aún, también tienen que reforzar la impermeabilización frente a las raíces de la vegetación.



En muchas ocasiones, las cubiertas ajardinadas se pueden aprovechar para realizar algún tipo de actividad, como por ejemplo un parque para niños o una zona transita peatonal.

Para finalizar este apartado, tenemos las cubiertas vegetales semi-extensivas, que están compuestas por vegetación parecida a las cubiertas ecológicas, solo que también tienen pequeños arbustos y plantas aromáticas. Este tipo de cubiertas vegetales sostenibles permite al cliente poder elegir el modo de plantación.





Historia de las cubiertas vegetales

La cubierta vegetal no es un instrumento que se haya visto asociado al frenético desarrollo que actualmente existe, sino que la consciencia de yuxtaponer la naturaleza en el espacio donde vivimos proviene de tiempos inmemoriales e, incluso, de culturas muy diferentes.
Ya en los antiguos Zigurats que se construyeron en Mesopotamia, se incluían jardines que aparecían en la cubierta (dentro de la propia construcción). Diversos autores consideran los jardines vivientes de Babilonia (construidos en el 600 a. C.) como uno de los primeros ejemplos de una cubierta vegetal.






Otro ejemplo que incide en la multiculturalidad a la hora de construir jardines son los mausoleos de los emperadores romanos Augusto y Adriano que estuvieron, originalmente, rematados por un montículo de tierra de forma cónica con plantaciones de árboles.
En Europa, durante la Edad Media y el Renacimiento, las cubiertas sólo fueron construidas por la clase alta y el clero. El siguiente ejemplo de cubiertas vegetales es mucho más modesto y la nobleza no tiene nada que ver, se tratan de las construcciones de los vikingos donde se utilizaba turba en sus tejados y en sus paredes para impermeabilizar el interior de la viviend a y evitar las fugas de temperaturas.





También existen testimonios de que en los asentamientos americanos de la Gran Pradera americana también se utilizó esta misma técnica. Países con una tradición de cubiertas con turba o césped son: Suecia, Finlandia, Islandia, Dinamarca, Noruega, Groenlandia, Vinland (isla de Terranova) y las Islas Feroe





Fue a finales del siglo XIX cuando se desarrollaron las cubiertas vegetales tal y como las concebimos actualmente. Estas cubiertas, se caracterizaban por sus capas impermeables que eran construidas con una combinación de un subproducto alquitranado proveniente de la producción del carbón junto con cuatro capas de papel (tarred paper), a la que se superpone una capa de grava junto con una capa de arena para protegerlo de la radiación ultravioleta y del calor. Con el paso del tiempo, esta cubierta sufre un proceso de colonización natural de especies vegetales.
En los años 30 se construye en el Rockefeller Center (EEUU) una cubierta vegetal que perdura hoy en día, aunque entonces todavía no existía un conocimiento consolidado como para desarrollar las construcciones de las cubiertas vegetales. Por esta razón, las cubiertas vegetales sufren un estancamiento del que no saldrán hasta la década de los 60.







El siguiente paso a la hora de analizar estas cubiertas, diseñadas un siglo antes, lo da el que es considerado como “padre” de las cubiertas vegetales Reinhard Bornkamm, un botánico de la Universidad de Berlín, que comienza a estudiar la ecología de las cubiertas construidas por Koch, a partir de los resultados de este equipo de investigación, se empieza a propagar por Alemania este tipo de construcción.

Para hacernos una idea del éxito de estas cubiertas, en 1989 se instalaron en toda Alemania 1 millón de metros cuadrados de cubiertas vegetales, cifra que se disparó hasta los 10 millones de metros cuadrados en 1996. Este hecho no sólo empezó a crecer en Alemania, sino que otros estados miembros de la Unión Europea (y del resto del mundo, como en Canadá o en EEUU) han ido adoptando cada vez más políticas encaminadas hacia su instalación, llegando a ser consideradas como políticas prioritarias que se han concretado en la propia legislación. Por ejemplo, en Toronto y en Copenhague existen leyes que obligan a construir cubiertas vegetales en aquellos edificios que tengan tejados con menos de 30 grados de pendiente.









Tras este breve recorrido por la historia de las cubiertas vegetales se pone de manifiesto la necesidad de transformación de las ciudades y de su integración en el medio en la medida de lo posible, compatibilizando el desarrollo urbano con la ecología y la sostenibilidad. Esperamos que pronto Madrid comience a promover este tipo de proyectos. Para impulsar este proceso, las administraciones, las empresas y la opinión pública deben conocer las numerosas ventajas tanto económicas como ecológicas de estas cubiertas. Así, en el segundo post de la serie «Cubiertas Vegetales» enumeraremos y desarrollaremos todos los servicios ecosistémicos que reportan las cubiertas, así como su ahorro energético y económico