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Estufa de pellets

Estufa de pellets

Las estufas de pellets son generadores de calor que utilizan pellets de madera para la combustión dentro de una cámara cerrada, emitiendo un agradable calor a la estancia. 

Las estufas de pellets no cuentan con grandes potencias (suelen rondar los 10 kW) por lo que generalmente se utilizan a nivel doméstico para calentar estancias individuales o como calefacción adicional o de transición, así como para cubrir picos de demanda. Debemos de distinguirlas por lo tanto de las calderas de biomasa que, utilizando el mismo tipo de combustible (pellets), cuentan con una mayor potencia, mayor eficiencia energética y capacidad calorífica. 

¿Qué son los pellets?

Los pellets de madera son pequeñas piezas prensadas cilíndricas y normalizadas, de madera natural y sin tratar de unos 2 cms de tamaño. Para la fabricación de pellets, las virutas de madera producidas en el aserradero son secadas, limpiadas y prensadas en matrices para formar pellets. Durante este proceso, las virutas se aglutinan de forma natural por su propia lignina. 

El contenido energético de 2 kg de pellets de madera corresponde aproximadamente al de 1 litro de gasóleo de calefacción. El Precio medio de un saco de pellets (15kg) comprado suelto es de unos 3,92 €. Si comparamos el precio de 2 kg de pellet (unos 0,52 euros) frente a un litro de gasoil que supera el euro, vemos que el pellet sale más económico si lo comparamos sólo como combustible.  

Los pellets se venden en distintos formatos: sacos de 15 kg (suficientes en el caso de las estufas de pellets domésticas), Big bags o a granel (para grandes consumos de calderas de biomasa). Una de las ventajas que tiene el pellets es que al estar en formato granulado ocupan muy poco espacio y se pueden transportar fácilmente, casi como si se tratara de un líquido.
Ventajas de las estufas de pellets
Utilizan combustible 100% renovable (el pellet) que además, ofrece un precio competitivo y estable contra los combustibles fósiles.
El pellet se caracteriza por su alto poder calorífico, homogeneidad y composición constante, lo que permite conseguir rendimientos energéticos muy elevados.
Además de calentar el aire de forma natural, de la estufa emana un calor radiante muy agradable.
El control se produce de manera electrónica. Gracias al uso de termostatos digitales y programables, este tipo de calefacción puede regularse incluso a distancia desde el Smartphone.

¿Cómo funcionan las estufas de pellets?

Los pellets son introducidos de forma automática desde el depósito directamente a la estufa. Al quemarse los primeros pellets se arranca la ventilación de la cámara de fuego, pasando un chorro de aire por el cenicero con el fin de avivar la llama. Las estufas tienen varios sensores de calor: cuando el sensor de la cámara de fuego llega a detectar fuego en el cenicero, la estufa “sabe” que está encendida e iniciará la ventilación del intercambiador con el fin de sacar el calor de la estufa hacia fuera.
Tras el encendido, la estufa entra en modo de funcionamiento normal cargando al cenicero con pellets y ventilando la cámara. Hasta que otro sensor de calor detecte que se ha alcanzado la temperatura deseada, indicada previamente a través del panel de control, el mando a distancia o el móvil, la estufa no parará la combustión. La estufa comenzará de nuevo a calentar cuando haya bajado la temperatura por debajo de lo deseado.
La estufa calienta principalmente, a través de su ventilación regulable: hace pasar aire frio que entra en la máquina a través de una boca en la parte trasera de la estufa, pasa por el intercambiador y es expulsada por la parte frontal o de forma canalizada. En ningún momento este aire está en contacto con el fuego o los gases de combustión de la estufa. La estufa también calienta de forma radiante a través de la ventana de la cámara de combustión y del chasis.
Cuando la estufa se apaga el sinfín deja de echar pellets al cenicero y la máquina se apaga. Es importante apagar las estufas de pellet siempre a través de su panel de control o mediante su mando a distancia y nunca quitar la corriente antes de que esté parada.
La salida de gases de la estufa o chimenea, no suele aportar mucho calor, porque la estufa pasa sus gases por el intercambiador antes de expulsarla por la chimenea. Para hacerse una idea, se puede tocar una estufa de biomasa y su tubería de gases, pero el cristal de la ventana puedes quemar.

Tipos de estufas de pellets

Existen muchos tipos de estufas de pellets: murales, de pasillo, de rincón, de exterior, redondas, incluso insertables o encastrables. Algunas con funcionalidades para asar, incluso cocinar similares a las clásicas “económicas”. Pero con respecto al funcionamiento encontramos tres tipos principalmente:

Estufas de aire forzado

Las hay a partir de 4 kW y básicamente son un sistema de encendido y apagado electrónico y programable, donde un ventilador expulsa al exterior al aire caliente que las paredes del cuerpo intercambian con la llama. Suelen tener además varias potencias de llama y de ventilador.
Estas máquinas son ideales para espacios amplios como un local o un salón que no tengan mucha distribución de habitaciones. La salida de humos suele ser de 8 cm y solo llevan una toma de corriente a 220 V. Suelen tener un sistema de seguridad por sobre-temperatura y apertura de puerta de la estufa. En algunos modelos hay posibilidad de conectar un termostato ambiente o mediante un mando a distancia, incluso desde el móvil, y son capaces de modular su potencia en función de la demanda hasta un 30%.
Estufas de pellets canalizables
Las estufas de pellets canalizables están diseñadas principalmente para repartir el aire caliente que emite la estufa de pellets a distintas estancias a través de diferentes conductos especiales. Funcionan igual que las anteriores, con el añadido de que pueden expulsar todo el aire caliente por el frontal de la máquina, o derivarlo a cualquiera de las tomas que se pueden conectar a diferentes habitaciones. Son ideales para viviendas con varias habitaciones o plantas. 

Termoestufas o hidroestufas de pellets

Son aquellas capaces de calentar agua y llevarla hasta un circuito de radiadores o de suelo radiante. Se puede conectar en paralelo con una caldera de gas o gasóleo lo que ayudará a reducir la factura energética. Son como pequeñas calderas y algunas llegan a superar los 25 kW. Llevan sistemas de seguridad por sobre-temperatura, sobre-presión, bombas circuladoras, vaso de expansión, sondas de temperatura, encendido electrónico y programador.

Se conectan a cualquier red de radiadores, de aluminio, chapa o hierro fundido y la máquina hace el resto. Algunos modelos traen interruptores para el cierre correcto de la puerta, sensores de presión interior, y laterales cerámicos que guardan el calor. El sistema de limpieza es igual que en las de aire. Lo único a tener en cuenta, al ser una máquina de agua, es que no todas traen presostato para comprobar que la instalación tiene agua con lo que es importante un sistema de llenado automático. Además, aún más importante, se requiere una válvula de elevación de retorno.
Consta de una válvula de tres vías que mezcla parte del agua del retorno con el de impulsión, sacando la mezcla a 45/50ºC para evitar que al cuerpo de caldera se enfríe bruscamente al llegar agua de retorno fría con lo que se generarían condensaciones y estrés térmico que puede llegar a fracturarlo en pocos años. Conviene tener en cuenta que en el lugar donde se colocan las estufas, éstas irradian un 30% de la potencia por lo que es probable que si no es un espacio grande no haga falta colocar radiadores.

¿Qué potencia necesito?

Como hemos comentado al comienzo de este artículo, las estufas de pellets domésticas no cuentan con grandes potencias por lo que generalmente se utilizan como complemento a otro sistema de calefacción o para calentar estancias concretas. Para tener en mente un cálculo muy aproximado, podemos decir que con 1kw es posible calefactar 10 metros cuadrados, por lo que para una estancia de 80 metros cuadrados necesitaríamos una estufa de 8kw.
Sin embargo, a la hora de calcular la potencia que necesitamos para calefactar una estancia o una vivienda, es muy importante tener en cuenta otros aspectos como la zona climática donde está ubicada ésta y la calidad del aislamiento que tenga el edificio.



¿Qué es la energía termosolar?





¿Qué es la energía termosolar?

La energía termosolar es la energía que se produce a partir del aprovechamiento de la energía térmica que produce el calor de los rayos del sol. La energía que produce esta radiación solar puede ser utilizada para múltiples usos como la calefacción y el agua caliente en el ámbito doméstico y para la climatización e incluso la refrigeración en procesos industriales. Sí, el calor también puede servir para proporcionar frío.
En verano, que disfrutamos de más horas de sol, esta energía termosolar puede ser aprovechada para el calentamiento de agua potable o para generar electricidad, mientras que en invierno que son más escasas las horas de luz y que el sol calienta menos, podemos utilizarla como apoyo a otros sistemas de extracción de energía.
¿Cómo funciona la energía termosolar?
A diferencia de la energía fotovoltaica que también utiliza la energía del sol y la convierte en electricidad a través de un dispositivo semiconductor llamado célula fotovoltaica, la energía termosolar se transfiere a través de un medio portador de calor que, en este caso, suele ser un aceite térmico.
Esta energía se produce siguiendo el siguiente circuito:
La luz solar incide en unas placas denominadas colectores que son los que inician el proceso recogiendo la radiación solar.
Estos colectores mandan el calor acumulado a un intercambiador que suele ser una turbina a través de un sistema de tuberías, válvulas, bombas…A este primer procedimiento se le denomina circuito primario.
Una vez que la energía ha movido la turbina o el intercambiador, se traspasa a un generador auxiliar que puede ser una caldera o un termo que además funciona como acumulador de dicha energía. Este último paso del procedimiento forma el circuito secundario.
Los colectores que inician el proceso, pueden ser de diferentes tipos según la temperatura que recojan y según la forma y funcionalidad que desempeñen. Según la temperatura que soporten, podemos encontrar colectores de baja temperatura, es decir, de menos de 65ºC, de media temperatura soportando hasta los 300ºC y, por último, de alta temperatura llegando a incidir en ellos una radiación de hasta los 500ºC.
Dentro de los colectores de alta temperatura, los más conocidos son:
– Colectores cilíndrico-parabólicos en los que el sol incide sobre unos espejos móviles que envían sus rayos a un tubo con un fluido que es el que llegará al intercambiador generando energía.


– Central solar de torre o campo de heliostatos: en los que el sol incide sobre unos espejos móviles que envían sus rayos hasta una torre central en la que el agua es calentada, se evapora y ese vapor mueve la turbina que genera la energía eléctrica.


Aunque menos populares, también existen los colectores en forma de discos parabólicos similares a la forma de un disco de televisión por satélite, los reflectores Fresnel que son unos espejos alargados, muy estrechos y casi planos que se inclinan de forma alterna para enfocar la luz hacia un receptor localizado sobre los espejos y los hornos solares que son lentes parabólicas diseñadas con precisión para concentrar el calor en áreas pequeñas.


La forma de generar electricidad a gran escala a través de estos colectores de alta temperatura es similar en su funcionamiento a las de las centrales térmicas en las que se emplea carbón o a las centrales nucleares en las que se emplean átomos de uranio utilizados como fuente eléctrica, pero en el caso de la energía termosolar se obtiene de una forma más eficiente y limpia que las anteriores mencionadas.
 La última ventaja, que no menos importante, es que estamos frente a una energía que es gestionable ya que se puede almacenar como por ejemplo mediante tanques de sales fundidas .
¿Es rentable la energía solar térmica?
Para saber si una instalación de energía solar térmica nos es rentable, es necesario considerar factores como el coste del sistema, el rendimiento y la vida útil de la instalación y compararlo con los costes que suponen los métodos convencionales de generación de calor, frío y electricidad.
Haciendo estos sencillos cálculos, es fácil deducir que la energía solar térmica es más rentable en países en los que las energías no renovables o convencionales son más caras que en aquellos en los que sale más económica.
Además, es importante saber que la rentabilidad también depende directamente de la eficiencia. Por ello, es recomendable ponerse en manos de ingenieros expertos en energías renovables para que diseñen y ejecuten la instalación del sistema termosolar de la forma más óptima.