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Algo sobre la Bioconstrucción




La Bioconstrucción es una disciplina dentro del mundo de la arquitectura y de la edificación que busca la integración del edificio en el entorno. Para ello es necesario conocer como funcionan las leyes de la naturaleza y conseguir el mínimo impacto. Se eligen técnicas constructivas adaptadas al entorno, paisaje y sociedad donde se implanta. Y estas envolventes generan espacios interiores que se convierten en la tercera piel del individuo, con lo que debe cumplir las mismas funciones que este tejido protector de nuestro organismo. 

Dadas las múltiples ciencias que interviene, la Bioconstrucción hay que enfocarla de una forma holística, en el que el todo es más que la suma de cada una de sus partes. Así, los puntos más importantes que la definen son:

Materiales naturales

Los materiales deben ser lo más naturales posibles y menos adulterados, poco manufacturados y que pertenezcan al lugar. Los preocesos de extracción, manipulados, transporte y colocación deben ser respetuosos con el entorno y tener un Analisis de Ciclo de Vida (ACV) conocido. Pueden ser de carácter estructural como la madera o la tierra, formar parte de la envolvente, como los muros de adobe o tapia o de paja, con acabados como los revocos de barro o los enfoscados con cal o techos vegetales para cubiertas y con materiales aislantes tales como paja, lana de oveja, corcho, fibras de madera...


Sostenibilidad

Por definición la bioconstrucción es sostenible, porque guarda un equilibrio entre los aspectos ambientales y económicos (haciéndola viable), los económicos y sociales (haciéndola justa) y los sociales y ambientales (haciéndola soportable) para el sistema que la sostiene. Los sistemas constructivos elegidos y los materiales que la conforman, provienen de fuentes renovables y próximas, minimizando la emisión de gases de efecto invernadero y el uso de energía combustibles fósiles. Un proyecto de bioconstrucción tendrá en cuenta el entorno y el clima, los ocupantes y la sociedad en la que viven, la economía. Será más eficiente y confortable, consumirá menos recursos y creará marcos de relación justos y equitativos. 


Colaboración
La bioconstrucción también es colaborativa, fomentando proyectos participativos donde se combinan técnicas tradicionales con sistemas de construcción alternativos. Donde la toma de decisiones se realiza de manera transversal, comunicativa y participativa y no vertical e impuesta. Donde la prioridad no es la maximización de beneficios puramente moneratarios sino que se busca la integración y desarrollo justo de la sociedad y entorno en la que se implanta.


 
Bienestar

La bioconstrucción es salud y confort, entendidos como el equilibrio entre la calidad del aire interior, sin emisiones contaminantes de origen físico, químico o biológico, con superficies higroscópicas que al igual que nuestra piel permiten que estas respiren sin dejar entrar el agua o el aire, confortables en el aspecto térmico, lumínico, acústico y espacial. Espacios bien proporcionados, con un estudio de la ergonomía y la utilidad a medida de las personas, en la que puedan poder desarrollar toda creatividad y potencial.





RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL




La Responsabilidad Social Empresarial (RSE): Es la contribución al desarrollo humano sostenible, a través del compromiso y la confianza de la empresa hacia sus empleados y las familias de éstos, hacia la sociedad en general y hacia la comunidad local, en pos de mejorar el capital social y la calidad de vida de toda la comunidad.


El objetivo principal de la responsabilidad social empresarial es que el impacto positivo que causan estas prácticas en la sociedad se traduzca en una mayor competitividad y sostenibilidad para las empresas. Así, ser responsable socialmente generará automáticamente más productividad, puesto que una mejora en las condiciones para los trabajadores optimizará también su eficacia.



La responsabilidad social empresarial se focaliza, en tres vertientes: cuidado al medio ambiente, a las condiciones laborales de sus trabajadores y apoyo a las causas humanitarias.

La responsabilidad social empresarial es una herramienta de ventajas en la calidad de sus trabajadores. Con esta actividad se puede crear lazos y lograr un buen clima laboral, cosa que es muy importante en la producción. Si los empleados se sienten a gusto en su trabajo, los resultados serán positivos.


La RSE puede influenciar positivamente la competitividad de las empresas de las siguientes formas:
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Mejora de los productos y/o procesos de producción, lo que resulta en una mayor satisfacción y lealtad del cliente.

Mayor motivación y fidelidad de los trabajadores, lo cual aumenta su creatividad e innovación.

Mejor imagen pública, debido a premios y/o a un mayor conocimiento de la empresa en la comunidad.

Mejor posición en el mercado laboral y mejor interrelación con otros socios empresariales y autoridades, mejor acceso a las ayudas públicas gracias a la mejor imagen de la empresa.

Ahorro en costes e incremento de la rentabilidad, debido a la mayor eficiencia en el uso de los recursos humanos y productivos.

Incremento de la facturación/ventas como consecuencia de los elementos citados.

Resumiendo...Responsabilidad





Historia de las cubiertas vegetales

La cubierta vegetal no es un instrumento que se haya visto asociado al frenético desarrollo que actualmente existe, sino que la consciencia de yuxtaponer la naturaleza en el espacio donde vivimos proviene de tiempos inmemoriales e, incluso, de culturas muy diferentes.
Ya en los antiguos Zigurats que se construyeron en Mesopotamia, se incluían jardines que aparecían en la cubierta (dentro de la propia construcción). Diversos autores consideran los jardines vivientes de Babilonia (construidos en el 600 a. C.) como uno de los primeros ejemplos de una cubierta vegetal.






Otro ejemplo que incide en la multiculturalidad a la hora de construir jardines son los mausoleos de los emperadores romanos Augusto y Adriano que estuvieron, originalmente, rematados por un montículo de tierra de forma cónica con plantaciones de árboles.
En Europa, durante la Edad Media y el Renacimiento, las cubiertas sólo fueron construidas por la clase alta y el clero. El siguiente ejemplo de cubiertas vegetales es mucho más modesto y la nobleza no tiene nada que ver, se tratan de las construcciones de los vikingos donde se utilizaba turba en sus tejados y en sus paredes para impermeabilizar el interior de la viviend a y evitar las fugas de temperaturas.





También existen testimonios de que en los asentamientos americanos de la Gran Pradera americana también se utilizó esta misma técnica. Países con una tradición de cubiertas con turba o césped son: Suecia, Finlandia, Islandia, Dinamarca, Noruega, Groenlandia, Vinland (isla de Terranova) y las Islas Feroe





Fue a finales del siglo XIX cuando se desarrollaron las cubiertas vegetales tal y como las concebimos actualmente. Estas cubiertas, se caracterizaban por sus capas impermeables que eran construidas con una combinación de un subproducto alquitranado proveniente de la producción del carbón junto con cuatro capas de papel (tarred paper), a la que se superpone una capa de grava junto con una capa de arena para protegerlo de la radiación ultravioleta y del calor. Con el paso del tiempo, esta cubierta sufre un proceso de colonización natural de especies vegetales.
En los años 30 se construye en el Rockefeller Center (EEUU) una cubierta vegetal que perdura hoy en día, aunque entonces todavía no existía un conocimiento consolidado como para desarrollar las construcciones de las cubiertas vegetales. Por esta razón, las cubiertas vegetales sufren un estancamiento del que no saldrán hasta la década de los 60.







El siguiente paso a la hora de analizar estas cubiertas, diseñadas un siglo antes, lo da el que es considerado como “padre” de las cubiertas vegetales Reinhard Bornkamm, un botánico de la Universidad de Berlín, que comienza a estudiar la ecología de las cubiertas construidas por Koch, a partir de los resultados de este equipo de investigación, se empieza a propagar por Alemania este tipo de construcción.

Para hacernos una idea del éxito de estas cubiertas, en 1989 se instalaron en toda Alemania 1 millón de metros cuadrados de cubiertas vegetales, cifra que se disparó hasta los 10 millones de metros cuadrados en 1996. Este hecho no sólo empezó a crecer en Alemania, sino que otros estados miembros de la Unión Europea (y del resto del mundo, como en Canadá o en EEUU) han ido adoptando cada vez más políticas encaminadas hacia su instalación, llegando a ser consideradas como políticas prioritarias que se han concretado en la propia legislación. Por ejemplo, en Toronto y en Copenhague existen leyes que obligan a construir cubiertas vegetales en aquellos edificios que tengan tejados con menos de 30 grados de pendiente.









Tras este breve recorrido por la historia de las cubiertas vegetales se pone de manifiesto la necesidad de transformación de las ciudades y de su integración en el medio en la medida de lo posible, compatibilizando el desarrollo urbano con la ecología y la sostenibilidad. Esperamos que pronto Madrid comience a promover este tipo de proyectos. Para impulsar este proceso, las administraciones, las empresas y la opinión pública deben conocer las numerosas ventajas tanto económicas como ecológicas de estas cubiertas. Así, en el segundo post de la serie «Cubiertas Vegetales» enumeraremos y desarrollaremos todos los servicios ecosistémicos que reportan las cubiertas, así como su ahorro energético y económico